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En el Chocó andino de Quito quieren ‘vivir de la naturaleza, sin destruir la naturaleza’


Una veintena de colibríes veloces y juguetones sorprenden a los turistas que se asoman a mirar por la “ventana al bosque” ubicada en el paradero Los Armadillos, en la vía Calacalí- Nanegalito, en el cantón Quito. Unos revolotean entre árboles y se acercan de cuando en cuando a los bebederos de aves que se han colocado en el sitio, a la par otros sobrevuelan las cabezas de los maravillados visitantes.


Desde esa ventana también se respira un aire inusualmente puro -sobre todo si se lo compara con el de la ciudad- y se aprecia la extensa área de verde vegetación característica del Chocó andino, que según sus pobladores estaría en riesgo por la minería.


Este paradero es parte de los más de 314 establecimientos que brindan servicios de turismo ecológico, comunitario, agroturismo, aventurismo, de aventura, entre otros. Es que en el sector existen 72 atractivos turísticos, de los cuales 25 son manifestaciones culturales, y 47 sitios naturales. Así también hay otras decenas de negocios que comercializan más de 100 productos orgánicos como: panela, cacao, frutas tropicales, lácteos, palmito, café orgánico, de los cuales varios de estos productos se exportan.


Teolinda Calle, nacida en el Chocó y dueña del restaurante Los Armadillos, quien además es procuradora de la iniciativa Quito sin minería, explica que en estos días varios de los pobladores, así como unos 1.000 voluntarios de varias zonas, se han trasladado justamente en la ciudad de Quito para la recolección de firmas a fin de generar una consulta popular. La idea es preguntar a los quiteños, si quieren prohibir la minería a gran escala, mediana, pequeña y artesanal y la entrega de concesiones en esa zona.


En dos meses han recolectado 210.000 firmas, es decir, ya tienen las 200.000 firmas necesarias e incluso un remanente y las presentarán el próximo martes 20 de septiembre. Sin embargo, dicen que por experiencias pasadas saben que deben conseguir más firmas, por lo que estos días serán claves para conseguir unas 150.000 más, a fin de que no haya pretexto para no aprobar este proceso ciudadano.


Teolinda cuenta que entre los desafíos con los que se han encontrado a la hora de recabar las firmas en la ciudad ha sido que la gente no sabe qué es el Chocó andino, y lo consideran tan solo un punto entre la ciudad y la playa. En realidad la parte del Chocó andino es una de las 600 biósferas del mundo y la séptima declarada como tal en Ecuador y se ubica en el cantón Quito en las parroquias de Nono, Calacalí, Pacto, Gualea, Nanegalito y Nanegal. Los pobladores, que al momento son 18.000 en la zona, han logrado que se declaren en este sector a cuatro áreas protegidas municipales (Pachijal, Mashpi, Yunguilla y Camino de los Yumbos) y el corredor del oso andino. Incluso se lo ha declarado bosque modelo.


Considera que al ser este sector productivo por el tema turístico y de otros emprendimientos, este sector es la prueba de que “se puede vivir de la naturaleza, sin destruir la naturaleza”.



Inty Arcos también vivió desde niño en la zona del Valle de Miraflores de Nanegalito. Es coordinador de la Mancomunidad del Chocó Andino y tiene su emprendimiento llamado Intillacta. Este que nació como un sistema de canopi, se ha alejado un tanto del turismo y ahora es más bien un bosque escuela que busca enseñar la importancia de este territorio biodiverso. Explica que en estos bosques y en la ruralidad de Quito está el futuro de los quiteños y quiteñas, pues estos sectores proveen del alimento, oxígeno, agua que necesitamos para seguir existiendo. Arcos considera que la minería es una amenaza terrible no solo desde el punto de vista ambiental, sino porque rompe el tejido social, la paz de estas poblaciones.

Como parte de esta área de conservación y uso sostenible del río Pachijal, dice que la idea es garantizar otras formas productivas que permitan probar que es posible desarrollar otras economías. Pero además comenta que se encuentra en pleno desarrollo la posibilidad de atraer inversiones en el tema del almacenamiento y fijación de carbono en los bosques. Explica que ahora mismo, como parte del combate al cambio climático, hay gente a nivel internacional tratando de invertir en el tema. Dice que es una opción que hay que tomarla con pinzas, pues debe lograrse que esos dineros lleguen a la comunidad.


Fuente: EL UNIVERSO

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